"Uno se enamora lentamente de Roma, poco a poco, pero para siempre" (Nikolai Gogol)

viernes, 17 de septiembre de 2010

El agua de Roma


A menudo me piden consejos prácticos para una cómoda estancia en Roma, para saber moverse por la ciudad en un viaje turístico sin sobresaltos. En definitiva este es el objetivo de esta serie de artículos, por más que trate de contar historias curiosas de una ciudad que tiene un patrimonio histórico, artístico, social y cotidiano inagotable.





En esta ocasión me voy a referir al agua de Roma. Hace tiempo unos familiares que visitaron la ciudad un verano se quejaban del dinero que habían gastado en comprar botellas de agua mineral fría con las que paliar la sed y refrigerarse. "¡Si no es necesario comprar agua en Roma; el agua de la fuentes públicas es exquisita!", respondí yo. Mis familiares me aseguraron que desconocían esto y dónde encontrar estas fuentes.
Por eso quiero dedicar este capítuo a las fuentes de Roma. Lo siento por aquellos que se dedican al lucrativo negocio de vender botellas de medio litro de agua mineral fría pero cualquier romano sabe que este negocio está dedicado exclusivamente a los turistas.


Hay centenares de fuentes de agua potable en Roma; dicen que no hay ni una ciudad en todo el mundo con tantísimas fuentes; las hay de todo tipo: Antiquísimas y artísticas, auténticos monumentos prácticos para combatir la sed; y también modestas fuentes de fundición repartidas por muchísimas calles de Roma, desde el casco histórico a cualquier barrio moderno y periférico. Hay unas 3.000 repartidas por toda la ciudad y curiosamente las primeras fueron realizadas por el primer gobierno municipal civil de la capital de la Italia unificada, allá por el año 1872. Los romanos las conocen popularmente como nasoni' (narizones), de 'naso' (nariz en español), por la particular forma que tiene el caño de donde brota de forma ininterrumpida el agua. Esa es una característica muy peculiar de Roma; el agua no deja de brotar en las fuentes. Es algo que nos sorprende a los españoles pero tal es la abundacia de agua que hay en Roma. Si la sed aprieta y se desea averiguar dónde encontrar una, no hay más que preguntarle a cualquier romano 'dove c'e una fontanella?', es decir, ¿dónde hay una fuente?. Para evitar confusiones, es conveniente aclarar que la fontana es la fuente monumental y ornamental, como la de Trevi, o la de los Cuatro Ríos en piazza Navona. La fontanella es la fuente para beber.
El agua de Roma es de extraordinaria calidad. Está perfectamente tratada y no tiene el más mínimo riesgo para la salud. Además es un agua que en pleno verano mana fresca, tanto es así que empaña el vaso o la botella en la que se recoge. Las 'nasoni' tienen una particularidad y es que en la parte superior del caño hay un pequeño agujero; tapando el caño, el agua sale por el agujero y se puede beber directamente con toda comodidad.

Pero también se puede beber el agua que mana de algunas fontanelle monumentales. Aquí se pueden abrir nuevos capítulos que prometo que abriré en sucesivos artículos. Destaco una por ser de mis preferidas. Se trata del 'Facchino', una de las llamadas estatuas parlantes y que yo denomino la del 'barrilete'. Está en la intersección de Vía del Corso con Vía Lata, a pocos metros de piazza Venezia. Allí, junto a la vía de San Marco, hay otra espectacular fuente con forma de piña de la que mana un agua fresquísima. Otra de mis preferidas es la fuente de la Barcaccia, en la plaza de España.
Como digo, muchas de estas fuentes merecen capítulos aparte y prometo que los desarrollaré. De momento sirva éste para evitar que cualquiera que viaje a Roma se gaste un dineral comprando botellas de agua mineral fría.