"Uno se enamora lentamente de Roma, poco a poco, pero para siempre" (Nikolai Gogol)

miércoles, 2 de junio de 2010

Una guía rápida de Roma






Tengo que confesar que uno de los objetivos de este blog es poner a disposición de tanta gente que me pregunta dónde comer, dónde tomar un café o un helado, o qué visitar en Roma, una guía que pretende ser cómoda. Desde hace años, es algo que siempre he contado a quien me pedía consejo ante una inminente visita a la ciudad eterna. Y como siempre lo hacía tomando un café, era habitual que las indicaciones acabaran anotadas en una servilleta de papel, los famosos pezzetini que mi amigo Gioacchino Carrara, propietario del restaurante Piatto Rico me comenta divertido que le muestran algunos de mis colegas cuando llegan al establecimiento y quieren pedir su extraordinario Risotto alla pescatora.
Un día decidí poner por escrito esas sencillas y esquemáticas indicaciones que me piden tantos amigos y conocidos cuando viajan a Roma. Y lo justo y más cómodo es ahora ponerlas en este blog para que puedan ser estudiadas por todos aquellos que lo deseen.
Son simples indicaciones, sin ninguna pretensión periodística o literaria. Muchas de ellas las desarrollaré en siguientes artículos, pero para mayor comodidad aquí las pongo para que puedan ser impresas por quien lo desee.

1. Restaurantes

- Ristorante Il Corallo. Vía del Corallo.
Magnífico restaurante situado cerca de la plaza de Navona y de la vía del Governo Vecchio. Pregunten Anna, una de las dueñas; habla español y eso hace más cómoda la estancia en Il Corallo. Si quieren pueden decirle que conocen a sus amigos los periodistas de Madrid; les tratará muy bien ya que es encantadora.
En el Corallo hacen unas buenas pizzas romanas (muy finas y crujientes) en horno de leña. Especialmente está rica la de Scamorza (un queso italiano ahumado) y cualquiera de ellas.
La pasta es especialmente buena. Es fresca y hacen una buena carbonara (que no tiene nada que ver con lo que se entiende en España por carbonara ya que no lleva nata ni bacon sino huevo y panceta. También merece la pena la pasta a la amatriciana o penne alla arrabiata (picantes). Suelen tener platos que hacen cada día y que no están a la carta. Lo mejor es consultar con Anna. Si es a principios de semana cuando van por Il Corallo, pregunten por el pescado ya que Anna suele ir a principios de semana al puerto de Fiumicino a por pescados recién capturados.
Es un restaurante al que van muchos italianos. No es caro pero en Italia hay que tener en cuenta que las bebidas alcohólicas (vino, cerveza…) encarecen la cuenta ya que están más gravadas por los impuestos que en España.

- Ristorante Piatto Rico. Vía della Pelliccia (Trastevere) Muy cerca de la plaza principal del Trastevere (el barrio más romano de Roma según presumen los trasteverinos). Esa plaza se llama Santa María in Trastevere. La vía della Pelliccia es la primera a la izquierda que sale de la vía del Moro según se sale de la plaza en dirección a la plaza de Trilusa.
Allí pregunten por Gioacchino, que es el dueño y también le pueden comentar que conocen a los periodistas de Madrid. No habla español así es que es mejor decírselo en italiano: ‘Siamo amici dei giornalisti di Madrid’. Gioacchino es muy agradable y, eso sí, muy futbolero. Es tifosso de la Roma y les preguntará por el Real Madrid, por el FC. Barcelona y por cualquier jugador de la selección española. Su mujer se llama Anna y hace unos estupendos postres caseros.
Allí hay varios platos exquisitos como el Risotto alla pescatora (una especie de paella de marisco), o Spaguetti alle vongole (con almejas), que es una delicia. Si les pregunta si lo quieren con zucchino e pachino, quiere decir que le puede poner bastoncitos de calabacín y tomates cherry.
El plato estrella es la Zuppa di pesce (sopa de pescado). Es para dos personas pero no es una sopa sino una caldereta de pescado y marisco. Se pide como plato único y es impresionante. Para otras posibilidades es mejor consultar la carta y tampoco defrauda. Como curiosidades está la pizza al pachino que suele ser calda o fredda (fría o caliente). Es una pizza más gruesa, de tipo napolitano.
Como digo, Anna hace unos postres deliciosos como el tiramisú, la panna cotta (nata cocida que es una especie de flan blanco) y otro postre espectacular que lleva canella, cioccolatto e peperoncino (canela, chocolate y guindilla).

2. Pizzerías al taglio (porciones al peso)
Los italianos tienen predilección por este tipo de comida rápida. Lo bueno que tiene para quien viaja como turista es que no se pierde el tiempo en el restaurante ya que se llega al local se elige la pizza que se desea y se le pide una porción. La pesan y cobran. Se puede comer allí mismo si se encuentra sitio.
Hay locales de este tipo que son auténticas delicattessen. Recomendamos dos pero en cualquier parte de Roma hay locales de este tipo. Lo ideal es asomarse y ver si tienen variedad.
- El primero está junto a la piazza Torre Argentina, frente a las ruinas arqueológicas. Por cierto, si se asoman a estas ruinas verán que allí se encontraba el Senado de la República, donde asesinaron a Julio César entre otros su hijo adoptivo, Bruto. Esta al inicio de la Vía delle Botteghe Oscure. Hay un cartel que pone ‘Pizza’ que se ve incluso desde el otro extremo de la plaza, desde la librería Feltrinelli. Espectacular es la pizza de crema de alcachofa, panceta y queso, o la de pimiento. Tampoco defrauda la de tomate con picante.
- El segundo está muy cerca, en la Vía Arenula, que es la calle por la que va el tranvía que sale de Torre Argentina. Si se va andando desde Torre Argentina por Vía Arenula está pasando un jardín a la derecha. Es un local que parece un poco cutre, muy oscuro si se va de noche. Pero el tipo es campeón del mundo de pizzaiolos y tiene algunas pizzas muy originales como la de patata o la de crema de alcachogas que están muy buenas.


3. Cafeterías.
La del café es toda una cultura en Italia. El secreto de las cafeterías es tomar el café como lo hacen los italianos, en la barra. Entonces es mucho más barato que en España. El precio normal por un café solo es de entre 75 y 85 céntimos a precios de 2010. Se pide simplemente ‘Caffè’ y ellos ponen un café solo muy cortito. El capuccino no tiene nata como erróneamente creemos los españoles. Es algo más caro y tiene espuma de leche. Si se quiere un café cortado hay que pedirlo ‘caffé Macchiatto (makiato). En Roma es muy típico pedirlo al vetro, es decir, en vaso y no en taza. El caffè latte es un vaso de leche manchado con café, y allí no existe el café con hielo como en España. Se pide un caffè freddo (frío) que ellos mismos hacen y azucaran antes de meterlo en una botella en el frigorífico. Si cualquier café se quiere descafeinado no hay más que pedirlo deccaffeinatto, aunque muchos romanos lo acortan diciendo ‘decca’. Así, se puede pedir un caffè deccaffeinatto, o un capuccino deccaffeinato…
- La mejor y más típica cafetería romana es Sant Eustachio, en la plaza del mismo nombre, en pleno centro. Tienen café propio y es exquisito. Lo tuestan a diario con leña.
- La otra cafetería de mayor prestigio es la ‘Casa del Caffé’; está junto al Pantheon. Tienen tueste propio que lo hacen allí mismo y se puede ver.
- Otra cafetería que merece la pena, sobre todo porque también es pastelería y tiene unos pasteles riquísimos es ‘Cafffè Camerino’ (con tres efes). Está junto a la parada del Tranvía de Torre Argentina, en la entrada de Vía Arenula.
- En cualquier sitio el café está bueno, de hecho nosotros ya ni miramos. Simplemente nos metemos en una cafetería cuando nos apetece tomar un buen café y casi siempre acertamos. El precio se encarece mucho si uno se sienta en una mesa o en un velador en la calle, sobre todo si están próximos los lugares más turísticos.

4. Heladerías
En Italia el helado es todo un mundo por descubrir y lo mejor, quizá, es zambullirse en él y disfrutar de los clásicos sabores pero también de los más innovadores y chocantes.
Roma tiene muy buenas gelaterie, y, como botón de muestra de la importancia que tiene esta actividad artesanal es que tienen un capítulo importante en la guía del Gambero Rosso, la guía Michelín italiana de la hostelería. Lo mejor es buscar las heladerías artesanales y prescindir de las industriales. Muchas veces es la experiencia la que permite distinguirlas pero siempre ayuda el ver que en las artesanales suele haber muchos clientes italianos. En cuanto a los sabores me permito sugerir uno que por lo distinto que es el nombre en italiano lo hace poco reconocible. Es el gelato di liquirizia, es decir, de regaliz. Otro sabor que es exquisito es el de amaretto (almendras amargas) y con un sabor parecido al del famoso licor Amaretto di Saronno. Si se quiere un simple helado de nata, hay que pedirlo como fiordilatte, porque si se pide panna te ponen encima de la bola de helado un chorro de nata montada.
Otro helado que trabajan mucho es el de limoncello, es decir, del licor que se hace en el sur de Italia, pero en las heladerías artesanales se pueden encontrar helados muy originales. Yo he probado uno en una heladería de Vía Aurelia, un barrio un tanto apartado del centro, la Cremeria Aurelia, un helado de Lavanda, y en el EUR, un barrio al sur construido en la época de Mussolini y que es como los Nuevos Ministerios de Madrid pero a lo grande, hay incluso helados salados aparte de unas colas impresionantes para comprarlos.
- Heladerías Blue Ice. Hay dos en la Via dei Baullari, una calle que une el Corso Vittorio Emanuelle con el Campo dei Fiori, que por cierto es visita obligada para pasear por ese barrio. Está muy cerca de Piazza Navona
- Heladerías de la Vía di Tor Millina, una calle que sale hacia el río Tíber desde la piazza Navona y por la que se puede también ir a la Vía del Corallo, es decir al ristorante Il Corallo. Según se sale de la piazza Navona por la Tor Millina, a la derecha hay dos heladerías. Miren en el interior los sabores y decidirse por la que más guste.
- En la misma piazza Navona se puede tomar, en una cafetería justo al lado opuesto de la Tor Millina, el famoso Tartufo, un helado de chocolate puro que para mi gusto es un poco empalagoso.
- Gelateria della Palma. Vía della Maddalena. Muy cerca del Pantheón. Allí se pueden encontrar decenas y decenas de sabores. Sólo relacionados con el chocolate llegué a contar 16 sabores diferentes, desde chocolate a la menta, a la naranja, al pepperoncino, al coco, al amaretto, nutella (Nocilla), etc…
- La grattachecca (se pronuncia gratakeka). Es muy típico de Roma pero tengo que confesar que sólo lo he visto en un quiosco que hay junto al Vaticano en la Vía di Porta Cavalleggeri, a la salida del túnel Amedeo Savoia Aosta. En los alrededores del Vaticano hay varios sitios donde la preparan. Se trata de hielo picado con rascador y con sirope y fruta fresca dentro.

5. Visitas
Roma tiene innumerables atractivos pero quizá lo mejor de todo es pasear por la ciudad, descubrir rincones en los que puede aparecer una columna, un resto de escultura, unas ruinas de la época imperial e incluso republicana, es decir, con más de 2.000 años de historia.
Roma es un viaje por el tiempo; hay muchas Romas en Roma que se van superponiendo. Existe una Roma clásica, la de la República y el Imperio cuando era Caput Mundi, es decir, la capital del mundo. Esa Roma es la de los Foros Imperiales y la de Foros de Trajano, de Augusto, de César, de Nerva; la del Coliseo (Colosseo para los italianos), la Roma de las Termas de Caracalla, de la muralla aureliana, la del Palatino (residencias de los Césares) y tantos otros monumentos.
La visita a los Foros Imperiales es gratuita. Mi consejo es entrar a ellos desde el Capitolio, sede del Ayuntamiento de Roma, subiendo hacia la iglesia de Santa María in Aracoeli. Por detrás de la plaza diseñada por Miguel Ángel, donde está el Ayuntamiento y los museos capitolinos, que es lo mejor en cuanto a arte romano que hay en Roma, hay unas excepcionales vistas de los foros imperiales.
En cambio, para ver el interior del Colosseo hay que pagar entrada, lo que da derecho a entrar en el Palatino. También para la visita a las Termas de Caracalla hay que sacar entrada.
Si se va con tiempo y se quiere dar un bonito paseo, es conveniente ir a la Vía Appia Antica. Ojo, son 13 kilómetros y hay algunos tramos, sobre todo al principio, que no merecen la pena. Se trata de una auténtica calzada romana con tramos en excelente estado de conservación. La particularidad es que es un paseo muy agradable puesto que entre pinos y cipreses hay infinidad de sepulturas de la época imperial, desde algunas pequeñas hasta auténticos mausoleos como el de Cecilia Mettella. Si se quieren ver las catacumbas (San Sebastiano, Domitila, etc) también hay que ir a la Vía Appia.
Para ir hasta allí lo mejor es coger el metro y llegar hasta la estación Pirámide. A la salida del metro hay varias paradas de autobuses urbanos; allí hay que tomar el autobús 118. Al pasar por la Porta de San Sebastiano, una de las puertas de entrada a la Roma Imperial con la muralla aureliana a los lados, se entra en la Via Appia. Al conductor se le puede decir: 'Potrebbe fermare alla fermata piu prossima a la tomba di Cecilia Metella?' (se pronuncia Chechilia Metela). Es la última parada antes de que deje la Via Appia ya que a partir de ahí empiezan los tramos más antiguos, que lógicamente son peatonales.
- Hemos hablado de Piramide, que está en piazzale Ostiense. Se llama así porque ahí está la Pirámide de Cayo Cestio. Si se da la vuelta se puede entrar a ver un cementerio muy curioso, el no católico, donde están enterrados protestantes, judíos, etc. Es muy bonito y de estilo romántico.
- Se dice que hay muchas Romas en Roma. En piazzale Ostiense está escrita parte de la historia de la Roma de la segunda guerra mundial. Allí hubo el primer combate de la Resistencia contra la ocupación nazi. Y por allí entraron los tanques americanos para liberar Roma. Siempre hay alguna corona de laurel que lo recuerda al lado de la muralla. Por cierto, los tanques entraron por la Via Appia.

- La Roma cristiana
Epicentro de la cristiandad, en Roma están las mejores iglesias del mundo. Es evidente que hay que visitar la basílica de San Pietro in Vaticano, como la llaman los italianos. Una visita a Roma sin pasar por los museos Vaticanos para ver la capilla Sixtina y las estancias de Rafael sería imperdonable. El problema es que hay larguísimas colas por lo que hay dos consejos. Uno, sacar la entrada por Internet o si se va en viaje organizado, elegir la excursión optativa que se ofrece para ver los museos. El otro consejo es madrugar, llegar a los museos, situados entre las paradas de metro de Ottaviano y Cipro, y sacar allí la entrada. Una buena hora es estar allí a las ocho u ocho y media de la mañana.
Por cierto, en cuanto a las horas hay que tener en cuenta que aunque en Italia y en España tenemos la misma hora, allí amanece y anochece una hora antes que en España.
Las otras basílicas que hay que visitar en los años de jubileo para ganar las indulgencias son igualmente impresionantes. Se trata de Santa María Maggiore, San Giovanni in Laterano y San Paolo fuori le mura. Santa María y San Giovanni están relativamente en el centro. En cambio San Paolo está muy lejos. Si no se va con mucho tiempo recomiendo visitar Santa María y San Giovanni.
Entre el Colosseo y San Giovanni, en el monte Celio, una de las siete colinas de Roma, hay dos iglesias que hay que buscar y visitar por su belleza. Se trata de San Clemente y de Santo Stefano Rotondo. También se puede visitar la Basilica dei Santi Quattro Coronati. Las tres son un ejemplo de la Roma medieval, que no es poco teniendo en cuenta que Roma es, sobre todo, Renacentista y Barroca.
De todos modos, cualquier iglesia que se visite sorprende, por pequeña que sea. Siempre recomiendo una por ser muy curiosa. Es la de los Capuchinos, en la Via Vittorio Veneto, muy cerca de la parada de metro de Barberini. La cripta de los capuchinos está construida con los esqueletos de miles y miles de frailes. Es sobrecogedor ver que los elementos decorativos son calaveras, tibias, fémures, etc. Por cierto, que la Via Vittorio Veneto, que está muy cerca de la fontana de Trevi, es el corazón de la llamada Dolce Vita.

- La Roma de las plazas y de las fuentes
Un buen paseo por plazas y fontanas de Roma merece la pena. Desde la plaza Venezia, que es como la madrileña Puerta del Sol de Roma, es fácil y cómodo llegar a la Fontana de Trevi, a la piazza Navona para ver la fontana de los Cuatro Ríos, la de Neptuno y la del Tritón, pero también a la piazza Colonna, donde está la Columna de Marco Aurelio y la sede de la presidencia del gobierno italiano. También se puede llegar desde allí a la piazza Spagna, llamada así porque está la embajada española ante la Santa Sede. Allí se puede contemplar la escalinata de la Trinitá al monti, frente a la que está la Via Condotti, la calle de las firmas más exclusivas. En piazza Spagna está la barcaccia, la fuente hecha por Bernini que representa una barca hundida. También utilizando la Via del Corso como eje principal, se llega a la piazza del Popolo, auténtico teatro barroco en piedra. Todo ello forma parte de la Roma más barroca. El paseo merece la pena.

- La Roma más romana
Un paseo por el Trastevere también es prácticamente obligatorio, lo mismo que muy recomendable es pasear por otros barrios que guardan la esencia de Roma como el Campo Marzio, que es el barrio medieval que va desde la piazza Navona al río en paralelo al Corso Vittorio Emanuele, y el Campo dei Fiori.