"Uno se enamora lentamente de Roma, poco a poco, pero para siempre" (Nikolai Gogol)

lunes, 7 de junio de 2010

Il Pasquino


Tengo que reconocer que me cae bien Il Pasquino. No sé; quizá sea porque tiene mucho del carácter mordaz de los romanos o porque siempre tiene algo que decir, aunque sea en romanesco, el dialecto de los romanos, y por tanto poco inteligible para alguien que como yo sólo entiende algo de italiano. El caso es que desde hace quinientos años Il Pasquino tiene algo de la esencia de Roma y en estos tiempos de globalización y de hastío hacia la política y hacia los gobernantes, bien haríamos, italianos y españoles, en aplicarnos en lo que representa en Roma el simpático Pasquino.

Se trata de una de las seis estatuas parlantes de Roma, la más famosa y la que continúa en activo en estos tiempos que corren, que no es poco. ¿Estatuas parlantes? Sí, 'hablaban', o mejor dicho, 'ponían voz' a los romanos en tiempos en los que criticar al poder era el camino seguro para terminar encerrado en condiciones lamentables, o en el peor de los casos, convertirse en combustible para la hoguera que la Santa Inquisición encendía con notable frecuencia en el Campo dei Fiori romano.

Hablo de la Roma pontificia, la que no conocía otro poder que el del Papa y el de los cardenales. El estado teocrático que funcionó hasta el siglo XIX en que se produjo la unificación italiana, una cosa muy curiosa que marca mucho el actual carácter de nuestros vecinos transalpinos. Por aquellos primeros tiempos en los que aquellos estados de la península itálica se unieron, sus protagonistas se mostraron satisfechos: "Ya hemos creado Italia, ahora nos toca hacer lo más difícil: crear a los italianos", vinieron a decir y yo lo recuerdo para explicar lo que en estos tiempos no deja de ser un polémico debate en la Italia de principios del siglo XXI: la falta de identidad nacional de muchos italianos, el deseo último de segregación de un norte rico, la Padania, frente a un sur empobrecido, lo que hoy la Liga Norte defiende con el nombre de federalismo fiscal, esto es, que el dinero del norte se quede allí y no se vaya hacia el sur.

Volvamos al Pasquino. Es una estatua muy deteriorada por el paso del tiempo; se trata de un fragmento de un obra helenística, probablemente del siglo III antes de Cristo que representa a un guerrero heleno. Fue encontrada durante unas obras en el barrio en el que se ubica, el Parione, antiguo Campo Marzio (o Campo de Marte). Se encuentra a apenas una veintena de metros de la piazza Navona y tengo que confesar que me cae tan bien que no dejo de echar un vistazo a la pequeña estatua cada vez que viajo a Roma y paso por la piazza Navona.

Il Pasquino está en la plaza del mismo nombre, en el inicio de la Vía del Governo Vecchio, precisamente desde Navona. Cuentan las crónicas que se colocó en el vértice del palazzo Braschi, hoy museo de Roma, en el año 1501. Como decía, en aquel siglo XVI temeroso de Dios y del poder de los Pontífices y de los cardenales, los romanos dieron rienda suelta a su locuacidad y a su mordacidad para criticar aquello que era incriticable. Y para hacerlo, sin correr el riesgo de acabar en la hoguera, utilizaron seis estatuas de la ciudad que a partir de ese momento tomaron la condición de 'parlantes', expresaban lo que los romanos no podían expresar a viva voz. Esas seis estatuas son, además de Pasquino, Madama Lucrezia, Il Marforio, Il Facchino, Il Abate Luigi y el Babuino. Para ello colgaban o pegaban en esas esculturas papeles con críticas, sátiras y burlas a sus gobernantes. Las seis estatuas parlantes siguen existiendo y se pueden contemplar en Roma, pero sólo una está en activo, nuestro amigo Pasquino. Allí siguen colocando los romanos sus críticas al poder, sus burlas y sus proclamas. Es un auténtica placer detenerse ante il Pasquino y contemplar lo que los romanos hoy escriben sobre sus gobernantes, con un protagonismo casi exclusivo de Silvio Berlusconi; eso, en muchos casos, si se entiende el romanesco.

Pero merece la pena contemplar la estatua porque gracias a ella hoy tenemos una palabra en lengua española que nace precisamete del Pasquino. Se trata de la palabra 'pasquín', esto es, lo que según la Real Academia de la Lengua Española es el escrito anónimo que se fija en sitio público, con expresiones satíricas contra el gobierno o contra una persona particular o corporación determinada.

Deténgase ante la estatua, e incluso, anímese, si así lo desea, a escribir algo en algún hueco que haya en los papeles pegados a ella. Pero por favor, no escriba chorradas del tipo 'Pepe y Pili estuvieron aquí' o 'Viva España, somos de Madrid'. Estamos hablando de cosas serias, o al menos los romanos se lo toman muy en serio.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo, Jesús; yo tampoco dejo de hacerles una visita, al menos a alguna de ellas, cuando voy a Roma. Por original recomiendo esta página que seguramente ya conoces: www.statueparlantiroma.it

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  2. viajere a Roma proximamente, gracias por el dato. vi este tema en mi curso de italiano,,

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